jeudi 28 octobre 2010

Eau de Truñò: ¿a qué huele el garrulus sanguinarium?



¿Os imaginais a un capo de la mafia anunciando los últimos zapatos de Manolo Blahnik? ¿O a uno de los líderes de la industria armamentística pasándose al mundo de la moda; o, incluso, en la pasarela?

Al parecer, Loewe sí. Aunque la mafía del toreo no levante las mismas ampollas a tantos niveles como los ejemplos anteriores, sigue haciendo mucho daño. No sólo a los toros, sino a toda la población española.
En su intento de planificar a largo plazo los valores clásicos de la marca, la famosa compañía ha dado un paso atrás en lo que respecta a la lucha a favor de los derechos de los animales en España: ¡el torero Cayetano Rivera es su nueva imagen mundial!

Rivera, que ya había desfilado previamente para Giorgio Armani, representará la colonia Loewe 7 y también la ropa y los accesorios de la firma. ¿Por qué han escogido a un asesino de animales? Según Loewe “el estilo, pedigrí, belleza y elegancia son valores compartidos por Loewe y Rivera. Es por esto por lo que han escogido al torero, que representa, al mismo tiempo, tradición y modernidad”.

En un mundo perfecto, esta campaña sería un fiasco total, pero seamos realistas. La navidad se acerca, y la mayoría de las personas que quieran hacer un regalo (o sean irreflexivamente trendy), no tendrán en cuenta lo que están comprando o lo que representa. Simplemente, se fijarán en el producto o en lo bueno que está el tipo que representa tal o cuál fragancia.

Por otra parte, Loewe no tiene un buen historial en lo referente a la concienciación animal: son el icono de los materiales de piel de lujo. Además, la crisis financiera mundial parece no haberles afectado. Su ingresos ascendieron un 7’5 % el año pasado y han recaudado 115, 19 millones de euros como resultado de su expansión mundial (especialmente en China), pero casi la mitad de sus ingresos (el 36,5% del total) se generan en España. Tiene ya 150 tiendas repartidas en 35 países.

Loewe es ambicioso, pero nos está pidiendo a gritos un boicot en toda regla, especialmente en este momento tan crítico en el que la anti-tauromaquia va ganando batallas y es obvio que se está creando un caldo de cultivo para todo lo que vendrá después.

El sangriento, cruel y obsoleto "arte del toreo" y todo lo que representa no tiene cabida en nuestra sociedad, nuestra cultura o nuestra moda, y, desde luego, no tiene cabida en el presente o futuro de ningún país civilizado. Un torero nunca será un buen ejemplo a seguir (o un rol model), independientemente de lo atractivos que resulten sus atributos físicos de cara a la galeria).

Por favor, si sientes explotar la vena del cuello cada vez que te cruzas con el anuncio de este engendro (y/o el impulso irrefrenable de hacerte graffiter@) regala unas felices navidades a Loewe. Hay muchas cosas que puedes hacer. Comparte esta información, súmate a esta campaña en facebook, e invita a tus amigos y conocidos, boicotea sus productos, firma la petición Murder is not sexy and neither is Loewe y déjales este mensaje en su web (junto a un link de la petición y/o de este evento para que sepan que pertences a la campaña): “el asesinato no es sexy y Loewe tampoco”. Puedes hacerlo aquí:

¡Muchísimas gracias por tu participación!


P.S. No sé qué carajo le han hecho a mi blog. No deja de salirme error en la página cada vez que entro y todo lo que debería aparecer en el lado derecho, está abajo. ¡Arg, arggggg y reargggggggg!

lundi 18 octobre 2010

Sweet Brilliant Lemonade?


¿Cuando la vida te da limones tan agrios que no puedes evitar hacer muecas, sabes hacerte una limonada?

A los newyorkers Atomic Tom les mangaron los instrumentos y esta fue la limonada que "improvisaron" en el metro con la única ayuda de sus iPhones (o eso es lo que ellos dicen, pero lo que sí queda claro, es que como publicistas no tienen price):



Sólo tengo una cosa que añadir: envidia, envidia, envidia, envidia verde limón. Y no sólo porque suenan genial, sino porque cantar en el metro es una de mis fantasias...

¿Cuál ha sido vuestra limonada más brillante?

mercredi 13 octobre 2010

Never say never again



Te conocí durante mis clases de ballet. Yo tenía nueve años y ambas íbamos de rosa. No me resultó difícil bailar contigo, aunque siempre tuve la sensación de que el ambiente se habría relajado algunos enteros si no hubieras estado presente.
Volvimos a cruzar destinos en la adolescencia, cuando éramos meros e impacientes sucedáneos de mujer vestida de negro impoluto. No recuerdo si fue un sábado o alguna boda, lo que sí sé es que ya no me parecías simplemente tolerable, sino un absoluto incordio. No sólo te mostrabas siempre superficial y estrecha de miras, sino que eras la susceptibilidad personalizada: todo el mundo tenía que tratarte con una delicadeza inusitada, como si fueras un maldito melocotón. Fue entonces cuando decidí que si volvíamos a coincidir, procuraría que nuestro encuentro durase lo menos posible.

Y así fue. Pasaron los años, las ideas, los prejuicios, los gustos y las modas, y la veintena resultó un feliz paréntesis con escasos desencuentros en los que se iba confirmando que tu presencia era cada vez más incomoda e insoportable que la anterior. Sin embargo, desde que me instalé en los 30, me he sorprendido sintiendo una atracción inusitada hacia ti. Tengo que confesártelo: no dejo de fantasear con la amplia posibilidad del nosotras en todo tipo escenarios.

He descubierto que los años te han vuelto más sofisticada y sexy, pero sigues siendo la misma zorra fisgona y dependiente de siempre (con la novedad añadida de que cada vez te resulta más difícil respetar mi espacio vital).
Y aunque mi parte racional no entiende la relación directamente proporcional entre tu presencia y mi autoestima (¿no debería ser lo contrarío?), nuestro vínculo ha pasado a formar parte de mi personal e intransferible catálogo de "Ambivalencias", sección “Masoquismos”, subsección “Estúpidamente cool”.

¿Cuánto durará este insólito affair?

Si no sabes de quién (o qué) carajo estoy parlando, échale un eye a este vídeo


dimanche 10 octobre 2010

De peces, árboles y vinilos




Kirmen Uribe comienza Bilbao, New York, Bilbao con un fragmento que resultó ser un robin directo a mi corazón: una flecha dentro de otra.

“Los peces y los árboles se parecen.
Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año trascurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene un animal.Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces, sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rápido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, más lentamente, pero sin dejar nunca de crecer. Y por eso tienen anillos en las escamas.

El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esa época. Al contrario que en verano. Cuando no pasan hambre, no queda ningún rastro en sus escamas.El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista, pero ahí está. Como si fuera una herida, una herida que no ha cerrado bien.Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario pasan deprisa, demasiado deprisa, y en seguida se desvanecen.Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido.
Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior".


Justo dos semanas antes de que esta novela cayera en mis manos, le había escrito una carta de despedida a mi mejor amigo.

“¿Has oído hablar de los anillos de los troncos de los árboles? ¿de cómo cada año de su vida arbórea queda impreso en un círculo?. Siempre me he preguntado si el inventor de los discos de vinilo se inspiró en ellos. Huellas, historias, canciones, todo viene a ser lo mismo. Los humanos estamos también construidos por capas de diferente grosor que permanecen siempre interconectadas. Por eso todo lo que hemos sido lo seguimos siendo y resulta tan difícil determinar nuestra verdadera edad.

Desde que no estás, tengo la sensación de que alguien ha hecho un agujero en mi tronco y tira con fuerza de uno de esos anillos, uno especialmente grande y precioso, mientras yo me aferro a él tratando inútilmente de recuperarlo. Y en ese forcejeo, toda mi estructura interna se desmorona y fragmenta, como si, de repente, se hubiera vuelto de mercurio. Y la gran duda que flota en mi cabeza es, ¿cómo sonará ahora el disco incompleto?”.


Y es que, salvando las distancias (y las odiosas comparaciones), hay cosas que no pueden ser casualidad...

mercredi 6 octobre 2010

Lost in pronunciation



Tenía sentido que en la época pre beatleliana nadie supiera pronunciar una sílaba del idioma de Sir Arthut Conal Doyle en nuestra different Spain (o que las pocas palabras que llegaran se castellanizasen). Al fin y al cabo, las academias de idiomas no florecían en las esquinas y los pocos que tenían acceso a la educación extraescolar estudiaban francés. Sin embargo, en pleno siglo XXI, seguimos dando machetazos no sólo al inglés, si no a la lengua materna del marido de la Bruni y a cuantos idiomas ajenos al nuestro se nos crucen por el camino. ¿La excusa no siempre confesada?. “¡Uy, es que me da vergüenza pronunciarlo mal!”.

Hagamos sino un repaso a nuestra no tan lejana educación escolar. En las clases de filosofía, ni el profesor más pedante pronunciaba “De’kart”, todos lo llamaban Descartes. Y si nos trasladamos a historia, alucinábamos con Enrique VIII, Ana Bolena y toda su colección de esposas descabezadas, ignorando que no era tan complicado decir Henry o Anne Boleyn.

Y es que la realeza tal vez sea la más perjudicada. Hemos crecido con los escándalos del príncipe Carlos de Inglaterra (nunca de Charles) y los escarceos amorosos de las hijas de la princesa Gracia: Carolina y Estefanía. Y tanto nos hemos acostumbrado a sus nombres castizos, que si algún día en las noticias las llamaran Caroline y Stéphanie, nos costaría reconocerlas.

¿Exageración? ¿Cómo nos sonaría a nosotros, por ejemplo, que se anglosajonaran los nombres españoles? Imaginemos que un día encontramos esta noticia en la prensa británica:

“ Spain goes republican (by Charo Piedra)

A pesar de contar con una de las monarquías más antiguas de Europa, la república finalmente se instaura en España. El rey John Charles y la reina Sophie han decidido trasladarse finalmente a Suiza, donde el antiguo monarca tendrá vedadas para siempre sus abusivas prácticas de caza.
Por su parte, las infantas Helen y Christine, junto con el príncipe Philip, han decidido donar parte de sus posesiones a la beneficencia para limpiar su imagen (y calmar el clamor popular); y todo apunta a que la esposa de este último, Lady Leticia, vuelva a presentar los informativos, aunque aún se desconocen la cadena y el horario.

Muchas voces se han alzado en contra de esta polémica decisión. Personajes de la realeza como la duquesa de Dawn, “la princesa del pueblo” Bethlehem Stephan, el periodista James Faithrock o tonadilleras como Elisabeth Pantohah, han anunciado públicamente su disconformidad. Por otra parte, españoles universales como Julius Churches, Xavier Bardem, Ralph Nadale, Peter Almodouvar, Anthony Flags, Alexander Amenawbar o Penelope Cross han decidido no pronunciarse al respecto. ¿Será que quién calla otorga?”.


P.S. Si este article te ha sacado, al menos, una sonrisilla, devuelve el buen rollismo al mundo votando a la gatita Whiskas (sí, se llama así y no es peloteo) para que consiga ser “Gato de la semana” en el concurso Whiskas para toda la vida. Si consigue ser cat of the week, ella y los 300 gatitos de SOS Gats que representa podrán comer gratis durante un año. ¡Animo, va la tercera, sólo nos queda una semana y se puede votar hasta 50 veces al día!

samedi 2 octobre 2010

¿Euskofeos?



A los euskaldunes nos han colgado siempre la etiquetita de: sosos, introvertidos, brutos, antisociales, xenófobos, reprimidos sexuales y una larga lista de lindezas. Lo que no sabía y la cruda realidad se ha encargado de revelarme, es que también tenemos fama de feos (bueno, más concretamente, de engendros. Aunque parece que ellos un poco más que nosotras).

Una amiga lo aseguraba tajante sobre su taza de cortado corto de café: el euskaldun medio es feo. A mi esa afirmación me pareció exagerada, injusta, desleal, cruel. Si bien es cierto que en Euskadi la proporción de hotties por metro cuadrado no es demasiado elevada, decir que los chicos vascos son más feos que el resto me parece too much.

Así que, con el espíritu científico que me caracteriza, me decidí a tomar una muestra de campo junto a un par de amigas. O séase, que nos dedicamos a repasar atentamente a los mozos con los que nos cruzabamos como un trío de adolescentes. Los resultados fueron los siguientes: la gran mayoría de arrebatadores, guapos, monos y resultones eran menores de 30 años. De hecho, muchos de ellos tenían un look tan "européen", que sería difícil especificar su nacionalidad.

En el caso de las chicas, ocurre exactamente lo mismo: las nuevas generaciones son mucho más monas.
Es como si un científico sacado de la película Gattaca se hubiera dedicado a elegir los mejores genes a partir de 1985.

Para apoyar mi investigación, curioseando en la red, me he encontrado con este simpático artículo:

Lo feos que son los vascos

Pues sí, amigos del inframundo cibernético, hoy quiero simplemente daros a conocer una realidad tangible para todos aquellos que hayáis tenido el placer de contactar con esa raza vulcaniana que son los vascos. Debido a su aislamiento genético y al hecho de hablar ese idioma inventado por un esquizofrénico, sus rasgos se han tornado en algo casi mitológico. Entre ellos podemos distinguir tanto gnomos, duendecillos y demás bichejos prácticamente extintos hasta incluso trolls, que son ciertamente los que más abundan. Además las mujeres jarrais parecen lesbianas estilo “leñador”, a éstas las podréis observar en los telediarios haciendo ostentación pública de cargo de concejalas de ANV y demás grupejos similares.
Debemos asegurar la existencia de la raza vasca y un futuro para los niños vascos. Estas son las 15 palabras que nos guiarán para poder mofarnos y señalar con el dedo a estos engendros terroristas, atrofios del genoma humano. Salud.”





Confesión: esta frívola actualización sólo es una excusa para mostrar las verguenzas del (¿artículo?) anterior. Nunca hubo investigación, ni cortado corto de café. Ni siquiera, hay o ha habido vascos. Estamos en Matrix y todo es producto de su imaginación...
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